Racismo fantástico III: El legado del odio
En las partes 1 y 2 he analizado qué es el racismo y cómo esta ideología ha influenciado la obra de J.R.R. Tolkien y ha establecido tropos inherentemente racistas fácilmente reconocibles que después se han perpetuado. Uno podría pensar que, en una época supuestamente más consciente del pasado colonialista de occidente y de las actitudes racistas en general, las narrativas de odio hacia las minorías se habrán extinguido, pero lo cierto es que nada hay más lejos de la realidad. Es cierto que actitudes abiertamente racistas, especialmente si son violentas, son denunciadas y condenadas por la mayoría. Pero aún mucha gente da verosimilitud a las formas «más sutiles» del racismo. Por ejemplo, piensa que hay algo de verdad biológica en la existencia de las razas, cree en el esencialismo biológico y/o la jerarquía cultural.
En ficción las cosas son muy diferentes. Primero, porque está
en un plano diferente de la realidad. Los personajes, los pueblos, las
naciones, las especies que aparecen en un mundo de fantasía no son reales.
Segundo, porque toda narrativa tiene formas, tropos, clichés, patrones que se
aceptan como parte del género y se repiten sin cuestionar el fondo. A la hora
de crear, nos basamos en el trabajo de otra gente y si en esos trabajos hay
cosas problemáticas es necesario, primero, darnos cuenta de ello para no
repetirlas. Y tercero y, tal vez más importante, la calidad literaria es absolutamente
irrelevante a la hora de juzgar estos problemas. No importa que la historia sea
una obra maestra, que narrativamente funcione perfectamente, que toque temas
profundos, que sea emocionante y su worldbuilding esté bien construido. Estos
problemas están más allá de toda consideración literaria. Estamos hablando de
la filosofía subyacente, del subtexto, algo mucho más intangible y, aun así, de
vital importancia. La obra de Tolkien ejemplifica a la perfección este punto.
Es difícil tratar de analizar los problemas de la literatura
fantástica actual en su conjunto, pues es un género muy diverso, pero trataré
de analizar, en líneas generales, los problemas más frecuentes que siguen
apareciendo.
De nuevo, empezaré por añadir un disclaimer más a los ya mencionados en la primera entrada:
1) Las razas aún existen
Este problema no es exclusivo de la literatura, sino que
también ocurre en juegos de rol. Carmen Bianca Bakker
Sin embargo, esto no más problemático de este manual, ya que
existen los alineamientos morales según la raza:
Los elfos aman la libertad, la variedad y la
autoexpresión, así que se inclinan fuertemente hacia los aspectos más gentiles
del caos. Valoran y protegen la libertad de los demás al igual que la suya
propia, y son más a menudo de alineamiento bueno que de cualquier otro. Los
drow son la excepción; su exilio en el inframundo los ha hecho viciosos y
peligrosos. Los drow son regularmente más malvados que otra cosa.
«“Queremos hacer elfos que sean malvados, ¿cómo lo
conseguimos?
“¡Hagamos que sean negros!”»[*]
Ya hablé en el capítulo anterior de cómo Tolkien aplicaba la
psicología de la raza a su propio worldbuilding, y es un hábito que no ha
desaparecido. Cultura no es personalidad; no existe la personalidad racial. El
alineamiento moral es, en su base, un conjunto de rasgos de personalidad y
comportamientos, que serán diferentes de individuo a individuo
independientemente de su raza. El manual de D&D es un ejemplo de cómo aún hoy
en día se continúan mezclando atributos físicos y psicológicos en las razas
fantásticas según los principios de la filosofía racista.
Las caracterizaciones raciales, sin embargo, no son
exclusivas de la alta fantasía en la que aparecen razas fantásticas. En su blog
Desde el principio quise que los Targaryen, y por
extensión los valyrios de quienes descendían, fuesen una raza separada, con sus
características distintivas que los separasen del resto de Poniente (…). Pero
recientemente, de vez en cuando pensaba que tal vez habría sido un giro
interesante si, en lugar de eso (blancos y con cabello plateado) hubiese hecho
a los señores dragón de Valyria…y en consecuencia, a los Targaryen…negros.
Muchos fans consideraron esto un gesto de inclusividad, especialmente
cuando este comentario volvió a salir a la luz para acallar las críticas por la
elección del actor Steve Toussaint para interpretar a Corlys Velaryon en la
futura serie La casa del Dragón (HBO, 2022), pero no he visto a nadie señalar
que el problema no está en caracterizar a los valyrios como todos blancos o
todos negros, sino en caracterizarlos como una raza aparte. La elección de
Toussaint como Corlys es un paso adelante muy importante, no sólo por
inclusividad, sino porque rompe completamente con la lógica racial con la que
los valyrios habían sido caracterizados hasta ahora, tanto en los libros
Considerar que los distintos pueblos que habitan un mundo no
son estáticos y homogéneos, sino que todos ellos presentan una gran variedad y
mezcla de características, que hacen imposible separarlos en categorías
concretas y cerradas, es el punto de partida para acabar con las razas
fantásticas y empezar a crear diversidad fantástica.
2) Mundos demasiado blancos
A pesar de que el 63% de la población mundial
Con el relevo generacional, ya en la época de los 90 y los
2000, esta tendencia no desaparece. Las obras dentro del subgénero grimdark o
de la fantasía épica medieval, como Canción de Hielo y Fuego
De esto se concluye,
tristemente, que ese ideal de un pasado racialmente puro está mucho más
aceptado entre la audiencia, aunque sea falso. De ahí que, cuando algunas
adaptaciones de estas obras incluyen personajes racializados, se encuentren con
tanta oposición por parte de algunos sectores de la comunidad fan. Por ejemplo,
la adaptación de Netflix de la saga de Geralt de Rivia, The Witcher, fue
criticada
El mundo ni es blanco, ni es homogéneo. Las etnias
minorizadas (que no necesariamente minoritarias) han sido tradicionalmente
excluidas de la ficción y olvidadas hasta el punto en que parece que necesitas
motivos «de peso» para incluirlas, más allá del hecho de que existen, para que
no te acusen de «inclusividad forzada». La realidad es justo la opuesta, el status
quo es la exclusión forzada de las minorías, que siempre han estado
ahí, para reforzar la narrativa de dominancia blanca. Parafraseando a Carl
Sagan
3) Etnoestados y culturas raciales
La ficción tiende a simplificar las realidades
socioculturales, tanto en el número de estados como en la variedad de etnias y
culturas que los pueblan, y es comprensible porque de lo contrario el
worldbuilding sería inabarcable. Sin embargo, a la hora de construir dichas
sociedades se suele incurrir en el error de mezclar nacionalidad, con
etnia/raza y con cultura, con dos resultados muy problemáticos: los etnoestados
y las culturas raciales.
Un etnoestado
Como consecuencia de la creación de etnoestados, es muy
común homogeneizar la cultura de las «razas» no humanas hasta el punto de
volverlas culturas raciales. Los enanos adoran la forja, los elfos adoran la
naturaleza etc. Hablar de «cultura enana» o «cultura élfica» tendría que
parecer tan ridículo como hablar de «cultura humana». Si en un mismo Estado ya
hay multitud de culturas, pretender que haya una única cultura común a toda una
especie debería romper la suspensión de incredulidad de cualquiera. Pero el
problema de las culturas raciales no es que sean inverosímiles, sino que dicha
homogeneización es un mecanismo de construcción y destrucción de identidades
étnicas y culturales con tintes mucho más oscuros de lo que pudiera parecer en
un principio.
Tal vez nos parezca extraño hablar de «cultura humana», en
cambio sí que nos puede sonar «cultura africana», «cultura asiática» o «cultura
nativoamericana», cuando en realidad ninguna de ellas existe, sino que son términos
paraguas que engloban multitud de culturas, muchas veces muy diferentes entre
sí. A menudo se señala el problema de que, al englobarlas, se mezclan descuidadamente
elementos de unas y de otras (¿cuántas veces hemos visto elementos japoneses,
como ninjas, katanas o shurikens, en historias que supuestamente transcurren en
China?) hasta volverlas irreconocibles. Por comparación, recordemos la cantidad
de ampollas que levantó la película Misión Imposible 2
Al englobar varias culturas bajo un mismo paraguas estamos
creando categorías cerradas que separan y jerarquizan grupos de población, de
forma similar al que lo hacían las razas
Many forms of ethnic cleansing accompany, or follow,
waves of cultural Westernization. Israel’s attacks on the Palestinians expanded
in tandem with the country’s selfdescription as a bulwark of the West,
particularly the US, and Serbia’s ethnic cleansing of Muslims and other
nationalities has been justified as an attempt to protect the West against the
“Islamic threat.”
Muchas formas de limpieza étnica son acompañadas, o
siguen, olas de occidentalización cultural. Los ataques de Israel hacia los
Palestinos se expandieron conjuntamente con la autodescripción del país como un
baluarte de occidente, particularmente de los Estados Unidos, y la limpieza
étnica de los musulmanes y otras nacionalidades por parte de Serbia ha sido
justificada como un intento de proteger occidente contra la «amenaza islámica».
La homogeneidad cultural, al igual que la raza, no es más
que una quimera, algo que no existe, pero que se intenta imponer por medios
violentos. De modo que, al hacer a toda una «raza» culturalmente homogénea, estamos
haciendo realidad los sueños más locos e irracionales de los etnonacionalistas.
En conclusión: etnicidad, cultura y nacionalidad son
términos independientes que, aunque a veces se solapen, no tienen por qué
coincidir. La diversidad cultural y étnica no sólo es deseable por ofrecer una
mejor representación de las culturas minorizadas, sino que además describe
mucho mejor la realidad.
4) Nuevas razas, nuevos estereotipos raciales
5) Narrativas de deshumanización y menosprecio
— Ópalos y diamantes —observó Griphook, que había entrado
sigilosamente en la habitación sin que Harry lo viera—. Hecha por duendes,
¿verdad?
— Y pagada por magos —replicó Bill, y el duende le lanzó
una mirada desafiante.
Ahí lo tenemos, como fue pagada por magos, la diadema (y por
extensión la espada) pertenecen a los magos. No hay discusión. Los duendes se
equivocan y sus tradiciones culturales son tan absurdas que es completamente
lícito ignorarlas. Este menosprecio por las tradiciones ajenas es un aspecto de
la creencia en una jerarquía cultural, muy habitual en el racismo moderno,
aunque tiene raíces colonialistas; ya uno de los objetivos del colonialismo
6) El insoportable legado del «orcing»: esclavitud y genocidio.
En El Héroe de las Eras
— Te prometí un ejército, Lord Fatren —dijo Elend —.
Pues aquí lo tienes.
— ¿Los koloss?
Elend Asintió.
— Pero si son el ejército que vino a destruirnos.
— Y ahora son nuestros —repuso Elend —. (…)
A lo largo del libro, a través de él conocemos que los koloss son capaces de hablar, que tienen conciencia de sí mismos, que sienten
dolor y que realmente no son violentos, sino que el dios Ruina les obliga a
serlo. Los protagonistas los mantienen constantemente bajo control mental, justificándose
en que, si dejasen de esclavizarlos, su dios se volvería a apoderar de ellos y
serían un peligro. La narrativa parece que quiere humanizar a unas
criaturas que hasta entonces ha tratado de bestias, hace incluso un
foreshadowing de que tendrán un papel relevante en la batalla final. Pero
entonces, cuando esta llega, lo subvierte. Ruina vuelve a tomar control de sus
mentes y empiezan a atacar al ejército de Elend Ventrue y Vin, lo cual les da
carta blanca para aniquilarlos por completo. Humano muere a manos de sus
esclavistas. Ese era su gran papel, ser un enemigo infrahumano al que matar sin
mayor consideración.
Cuando lo leí por primera vez, he de reconocer que, aunque
me pareció anticlimático y me hizo sentir fatal, no fui del todo consciente de
lo que estaba pasando. La batalla está narrada con la intención de ser épica, y
los protagonistas héroes que se sacrifican por los suyos; los auténticos
humanos. Y este es el insoportable legado del «orcing»
Siempre viene bien recordar las palabras de N.K. Jemisin
sobre esto:
“Think about that. Creatures that look like people, but
aren’t really. Kinda-sorta-people,
who aren’t worthy of even the most basic moral considerations, like the right
to exist. Only way to deal with them is to control them utterly a la slavery,
or wipe them all out.
Huh. Sounds familiar”.
«Pensad en ello. Criaturas que parecen gente, pero no lo
son en realidad. Un tipo de «casi gente» que no merecen ni la más básica de las
consideraciones morales, como el derecho a la existencia. La única manera de
lidiar con ellos es controlarlos completamente esclavizándolos, o eliminarlos a
todos. Uh, suena familiar».
Después de comprenderlo, me hice una pregunta: ¿quién en su
sano juicio querría subvertir un arco de humanización? Lo cierto es que seguramente
dicho arco nunca existiese. A pesar del red herring, Humano nunca fue
considerado realmente un ser humano. Parece un chiste malo, pero en realidad no
tiene ninguna gracia. La deshumanización del «otro» siempre es el primer paso
para justificar las mayores atrocidades. Es importante hacer hincapié en que es
completamente irrelevante lo que los protagonistas piensen acerca de sus koloss. Podría parecer que simplemente ellos son los racistas y el autor
solamente lo está reflejando, pero no es así. Lo realmente importante es que el
autor, aunque fuera inconscientemente, construyó explícitamente un sistema de
opresión racial basado en factores reales (que los koloss son violentos) dentro
de su propio mundo dándole, además de justificación, legitimidad.
En el momento en el que basas los argumentos que están en los
cimientos de los sistemas de discriminación y opresión racial en características
raciales reales, el racismo ya no está solamente en las cabezas de los
personajes, sino que se vuelve estructural en el propio worldbuilding y la
narrativa, de forma inevitable, se vuelve inherentemente racista. Esto ocurre, dentro
de la misma saga, con los skaa, cuya opresión racial estaba fundamentada en el
hecho de que fueron «creados» inferiores, débiles, menos inteligentes y carentes
de habilidad mágica por el Lord Legislador. El hecho de que con el tiempo, por
la mezcla de sangres, adquirieran las habilidades y características de los
nobles, no elimina la lógica racial que subyace su caracterización; ya que se
basa en los principios eugenistas (de los que ya hablé en la primera parte), que
postulaban que unas «sangres» eran mejores que otras y, por lo tanto, la mezcla
podía mejorar o empeorar las características biológicas y psicológicas de los
individuos. Los primeros nacidos de la bruma eran más poderosos porque su sangre era «pura» y el mestizaje con seres inferiores la ha desvirtuado.
Antes de pensar en cualquier justificación «in lore»
hagámonos la siguiente pregunta. ¿Por qué deberíamos buscar dicha justificación
en primer lugar? ¿Por qué hacer de la deshumanización, el odio racial, la eugenesia, la
esclavitud y el genocidio algo que, bajo «determinadas circunstancias», bien
narrativas o de lore sean razonables? ¿Por qué deberíamos dar legitimidad a los
discursos racistas?
7) Conclusiones: Racismo bueno vs racismo malo
Tras realizar la investigación para escribir estos artículos,
he llegado a la conclusión de que, a grandes rasgos, existen dos tipos de
racismo: el «racismo bueno» y el «racismo malo».
El «racismo malo» es el que siempre se nos viene a la cabeza:
los nazis y el Holocausto, el Apartheid y la segregación racial en EEUU. Entendemos
que dichas situaciones, esos eventos históricos, fueron una barbarie y sus
perpetradores unos fanáticos, intolerantes, prejuiciosos y malvados. Las
expresiones abiertas y violentas de racismo son inmediatamente identificadas y criticadas.
Pero esa no es la única forma de racismo, ni siquiera es la más habitual.
Hace poco realicé el siguiente comentario en Twitter:
Tras eso, no poca gente me comentó que, si existe una raza
capaz de hacer eso, son los elfos porque tal y como El Geek Furioso de la
Literatura indicó en su día en su vídeo de Tres Enanos y Pico
El problema, naturalmente, no está en odiar a los nazis,
sino en caracterizar a toda una «raza» como nazi. Ser nazi es una posición
política, no es una etnia, ni una cultura. Cómo parte de la comunidad fan de la
fantasía odia a los elfos por ser nazis es un ejemplo asombrosamente claro de
cómo se perpetúa el odio racial en la realidad: el «racismo bueno», el racismo
legítimo, el que encuentra un motivo razonable a sus ojos para aplicar un
sombrero a todo un grupo étnico por el cual deshumanizarlos y odiarlos sin
sentirse mal por ello. Es la clase de racismo que no ve delito de odio en
señalar de forma discriminatoria a los niños huérfanos inmigrantes en una
campaña política porque «son un problema social real»; la misma clase de
racismo que ignora las estadísticas de pobreza y señala que a los inmigrantes
siempre les dan «paguitas»; la clase de racismo que, ante cualquier noticia de
agresión sexual, pregunta primero por la nacionalidad de los detenidos porque
«son unos incivilizados y su cultura es machista». No es exactamente el color
de la piel (o lo puntiagudas que sean las orejas) lo que justifica, en la
cabeza de un racista, la discriminación; sino todas las otras cualidades
negativas que se les asocian; los sombreros que pesan mucho más que las
personas que los llevan.
Uno de los más graves problemas de la literatura fantástica es
que está plagada de «racismo bueno» y además hace realidad los argumentos más
torticeros y estultos de los racistas reales: desde la existencia de razas, la
eugenesia, las jerarquías y los estereotipos raciales, a las justificaciones de
violencia y crímenes de odio o de guerra. Como lectores, como worldbuilders y,
sobre todo, como futuros escritores debemos hacer autocrítica y empezar a
eliminar y a no tolerar todos los aspectos racistas de los mundos que
construimos y de las historias que leemos o escribimos. La crítica,
especialmente hacia las obras recientes, ha de servir como motor de
concienciación para acabar definitivamente con el legado del odio. A fin de cuentas, ¿quién querría explorar un mundo
en el que los racistas tengan razón?
Agradecimientos
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[*]
Dicho por mi lector beta, Jaume Servera (@Schrodidragon), durante una de
nuestras conversaciones. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente.
Me ha gustado todo el post pero discrepo totalmente con lo de Corlys.
ReplyDeleteLos Valyrios son una "raza" a parte y, aunque GRRM, hubiera querido hacerlos negros la realidad es que son muy pálidos y es lo que finalmente decidió.
La idea de que una población de Las Tierras del Largo Verano sea pálida, tenga gran belleza y poderes mágicos heredables ayuda a darles ese aura de seres antinaturales y de raza a parte( Organismos modificados mágicamente).
Tal y como funciona la herencia en el mundo de Hielo y Fuego un negro rubio es imposible ( todos los caracteres de cada casa se heredan en bloque, supongo que por facilitar las descripciones) .
Hay varias razones que explican que evidentemente Corlys y los Velaryon no podrían ser negros ( como que Daella Targaryen confundiera un estiveño con un demonio por su piel negra) pero no voy a extenderme más.
Gran post en todo lo demás.
Si bien estoy de acuerdo en muchas cosas expresadas; no podemos negar que algunas etnias sí tienen ventajas, al menos físicas, sobre otras etnias en el mundo. Lo mismo se puede aplicar a las razas fantásticas.
ReplyDeleteTenemos por ejemplo los Sherpas y los Bajau. Unos adaptados para no fatigarse tanto en lugares con poco oxigeno y lo otros capaces de aguantar la respiración por tiempos muy prolongados.
En otras etnias el factor cultural sí les da ventaja sobre otras etnias: Tomemos por ejemplo a los ingleses durante la edad media.
Durante mucho tiempo se considero que los ingleses eran los mejores arqueros, y todo por un decreto de un rey que ordenaba a todo varón (no recuerdo a partir de qué rango de edad) a practicar el tiro con arco, luego lo adoptaron como parte de su cultura. Así que, si nacías como varón ingles, las posibilidades de tener practica con el arco (y el arco largo) eran muy altas. Tal vez no fueras el mejor de Inglaterra, pero en otros reinos sí podías aspirar a ser considerado un buen arquero gracias a la practica pudiste tener desde pequeño.
Lo mismo podríamos decir de lo mongoles y su casi innata habilidad para montar a caballo.
De esta forma pienso que no podemos eludir que algunas etnias, y por lo tanto también las razas fantásticas, sí presentan ventajas y desventajas gracias a las influenciadas de sus características culturales y el medio ambiente donde viven.
La cultura de una raza fantástica puede verse influenciada por su medio ambiente, como en la vida real, y su cultura a su vez va a influir en el comportamiento y la moral de sus integrantes; en especial, como la mayoría de razas fantásticas, cuando su cultura es tan homogénea (en este caso habrá personas que tengan sus razas o menos homogeneizadas).
Dichas diferencias se harán más notorias si el físico de dichas razas es diferente (también pienso que en algunos casos ya no estaríamos hablando de razas, sino de especies). Por lo tanto podría parecer obvio que los Khajit tengan ventaja en sigilo: prácticamente podríamos decir que son gatos, y el sigilo suele ser característico de estos.
Entiendo que hay obras que tengan influencia en estereotipos "tóxicos" reales, pero eso no significa que hagan total apelación a ellos. Tampoco podemos negar que el hecho de que a nosotros nos parezcan tóxicos algunos estereotipos también se debe a la influencia cultural de nuestro entorno, si nos hubiéramos criado en otro entorno cultural, tal vez los consideraríamos hechos innegables.
Tratándose de ficción: Escriban y dejen escribir.