Mundos vivos

Esta entrada surge, en parte por mi desconcierto y agradecimiento por las doscientas primeras visitas (que, para tener poco más de dos semanas de vida y sólo cuatro entradas me parecen un montón) y por mis dudas acerca del rumbo a seguir para el blog. Supongo que cuando lo creé lo hice en un arrebato de hype y sólo ahora me doy cuenta de la titánica tarea que supone llevar esto a buen puerto. Estos días me he estado preguntando cuál es el auténtico objetivo que quiero alcanzar y la respuesta es sencilla...y endemoniadamente compleja al mismo tiempo: quiero ayudar a crear mundos que estén vivos. Y no tenéis idea del marrón que es eso.

Quería empezar a hablar un poco de geología planetaria. ¿Por qué? Porque, si bien la Tierra es el planeta que mejor conocemos, no es el único. Y, creedme, he visto cosas que jamás creeríais...

Si bien la Tierra es fascinante por todo lo que la hace un planeta hospedante de vida, el resto de nuestro Sistema Solar es una gigantesca trampa mortal para todo lo que quiera habitarlo (o para casi todo). Sin embargo, puede ser interesante explorarlos por varios motivos: 

El primero, es el más obvio, porque aunque no puedan desarrollar vida por sí solos, sí que podríamos colonizarlos en el futuro. Y existe un buen número de motivos por los que podríamos querer hacerlo (como, por ejemplo, que en los planetas gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno lluevan diamantes). Explorar los desafíos de la colonización de nuevos mundos es una tarea que dejo a los escritores de ciencia ficción. Pero me esforzaré al máximo en dar buenos ejemplos de mundos interesantes (y por supuesto letales) que descubrir.

El segundo motivo es algo más complicado de explicar. Cuando se dice que la Tierra es un mundo vivo, la gente se suele referir a que alberga vida, pero eso es quedarse en la superficie. La Tierra es un mundo vivo porque está en constante cambio. Nació hace 4600 millones de años de una nube de polvo y gas que orbitaba alrededor del Sol. Tuvo una infancia terrible, una adolescencia endemoniada, pero ahora está en su época de madurez y algún día, dentro de unos 1450 millones de años, morirá. Sí, morirá. Y no, no es porque el Sol la vaya a engullir cuando comience su propio ciclo de decadencia y muerte (para eso quedan unos 5400 M.a.), me refiero a que su actividad geológica, nuestra diosa, la Tectónica de Placas, desaparecerá. Y, creedme, eso es muy malo

Gracias a que la Tierra es un mundo tenemos volcanes, terremotos, montañas y continentes que se mueven, pero también estaciones, mareas, viento... Además, los materiales que la componen se reciclan cada cierto tiempo. Los ciclos del carbono, del fósforo, del azufre, del hierro etc, todos los nutrientes que necesitamos los seres vivos para vivir (valga la redundancia) dependen de que este mecanismo siga en marcha. 

Así que os dejo con esta reflexión, para que la tengáis en cuenta en vuestros escritos: 

Para que un planeta albergue vida, tiene que estar vivo.

La geoloca



Pd1: Esta no es la entrada de planetaria que quería hacer, pero a medida que iba leyendo bibliografía, iba cambiando de idea sobre cuál iba a ser el tema y no me he decidido aún.

Pd2: Una pregunta lanzada al aire. La Tierra es el único mundo vivo que conocemos, pero, ¿creéis que ha habido otros en nuestro sistema que pudieron estarlo? ¿Qué aspecto tiene para vosotros un planeta muerto? ¿Cómo creéis que puede ocurrir?

Podéis contestarme aquí o en twitter (@sandinite)

Un saludo!

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